Si al menos me sirve para aprender, …

Hombre pensandoY cuando menos me lo espero, el Universo me “regala” una oportunidad para desarrollar mi capacidad de gestión personal.

Desde hace unas semanas, un compañero inesperado ha decidido asumir el papel, protagonista en mi vida. Hasta la fecha, mantenemos la distancia y aunque sabemos de la existencia de ambos, afortunadamente no hemos sido presentados y solamente nos conocemos de oídas. Cierto es que cada vez se acerca más y quién sabe si está más cerca de lo que pienso. Trato de mirar para otro lado, pero sigilosamente se ha hecho dueño de los medios de comunicación, de las conversaciones con mis amigos y de mi vida profesional.

Nunca imaginé que algo invisible, me ayudara a ver tanto. Me explico. Empezaré por lo último, ayer fue mi cumpleaños y nunca imaginé que llegara a conocer de un modo tan claro, el verdadero valor de un abrazo, un beso, un apretón de manos. La situación de Madrid, ciudad en la que vivo, ha provocado que desde hace unos días seamos más conscientes de evitar el contacto personal, mantener la distancia y reducir al máximo la salida a la calle. Una vez más, debo quedarme sin algo, para realmente valorarlo. 

Durante estas primeras jornadas de esta nueva manera de vivir, en las que la reclusión en casa ha ido ganando terreno, he ido valorando cada vez más el encuentro, la conversación, el diálogo. Desde hace unos días las reuniones profesionales las he empezado a tener mediante videoconferencia. Cada vez que veo a mi interlocutor al otro lado de la pantalla, me da cierta alegría de poder conectar con alguien más que mi querida familia. Es como abrir una puerta a la calle.

El «famoso desconocido» me ha ayudado a listar, de nuevo, lo que realmente importa. Una por una, me ha ido marcando las prioridades de mi vida, lo que realmente me importa. Esta lista, me llevó a hace unos días empezar a rechazar actividad laboral, tratando de no exponerme y reducir la posibilidad de contagio. No tanto por miedo a conocerle, sí por responsabilidad de no ser transmisor del virus a otras personas, fundamentalmente a mis mayores. Curiosamente, los que con más tranquilidad lo están viviendo. Quiero pensar que la experiencia de todo lo que ellos han vivido, les permite relativizar las cosas. Por otra parte, conociéndolos, buscan siempre evitar que sus hijos se preocupen y menos, que sea por ellos. Qué generación más dura y cuánta generosidad. Cómo tienen integrados ellos los valores. También existe la posibilidad que no sean conscientes de lo que tenemos justo delante de nuestros ojos, creo que esta opción ya se ha disipado con las nuevas medidas tomadas por el Gobierno de España.

Durante años, mi ritmo laboral es de un no parar. Hoy, no me queda otra. Tiempo para reflexionar, para escucharme. Momento para ocuparme, sin restricción, de los que quiero y de todos aquellos que, por la locura del día a día, siempre dejo para mañana la llamada para saber de ellos. Así que estoy recuperando el tiempo de la conversación. El escuchar sin prisas, el verdaderamente querer saber cómo se encuentran mis amigos y con el poder de no tener que estar pendiente de las imparables agujas del reloj.

Y acaba de empezar. Todos los mensajes que recibo me adelantan que esta situación será larga. Serán varias las semanas, las que me llevarán a mantenerme encerrado en casa. Situación que me brinda la oportunidad de gestionar las emociones propias y de acompañar las de los más cercanos. Semanas en las que “la familia” volverá a tomar el protagonismo y me llevará, nos llevará, a conocernos aún más. A descubrir las reacciones de cada uno ante situaciones jamás vividas y a apoyarnos unos a otros en esos momentos que podamos venirnos abajo.

Semanas para invertir en tiempo para leer, para crecer, para tener claro que soy uno más dentro de este sistema. Que no somos los más fuertes, ni los más poderosos. Tener claro que un ente invisible es capaz de derrumbar los que creíamos fuertes cimientos de una estructura imbatible. Semanas para valorar cada vez más la importancia de lo que nos diferencia de otros y priorizar en aquellas cosas que realmente lo merecen.

Hace ya muchos años que decidí que mis acciones se centraran en la persona; en el valor humano por encima de los resultados; los intereses de unos pocos sin tener en cuenta los de muchos otros; evitar una agenda llena, exclusivamente, de actividades productivas sin equilibrarla con momentos enriquecedores.

Y cruzo los dedos para que pronto pase la situación que hoy nos acompaña. Y los cruzo para que se produzcan los menos daños posibles. Y espero que todo lo que estoy viviendo y las situaciones que me quedarán por vivir, al menos me sirvan para aprender…

¡¡Cuidaros mucho!!

Cuando os vuelva a ver, no os libráis del abrazo. 😉

#quedateencasa

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