¿De qué te quejas?

La queja es la manera que tenemos para expresar dolor o pena. Con la queja también podemos manifestar disconformidad o resentimiento.  La queja también es un lamento, un reproche. Aquellos que se instalan en la queja continua, obtienen el efecto contrario del esperado pues las personas receptoras del discurso pesimista y negativo van alejándose de ellos ¿Quién quiere estar con personas que constantemente se están quejando por todo? ¿Cuánta energía nos roba este tipo de personas?

 Tras toda queja existe una emoción encerrada en ella que termina por dañar los pensamientos y el cuerpo del que la tiene. Con la queja no se avanza, incluso puede llevar hacia atrás. Algunos piensan que permaneciendo en la queja constante el problema terminará por desaparecer. Nada más lejos de la realidad.

Swami Parthasarathy, comentaba hace un tiempo en La Vanguardia que “…si vives convencido de que tienes todos los derechos, crees que la única razón de tu insatisfacción es que alguien no te los ha dado. De este modo, pierdes la oportunidad de tener responsabilidades. Te sientes desgraciado porque pierdes el control de tu propia existencia”.

Me centro en el mundo empresarial. Existen “profesionales” que viven convencidos de tener todos los derechos como dice Parthasarathy. En el momento que se les pide ese esfuerzo adicional o que simplemente, realicen correctamente su trabajo, siempre buscan la frase oportuna responsabilizando de su inactividad a un tercero. Entre el catálogo de quejas podemos encontrar: la crisis, los precios, la competencia, la Navidad, el verano, es que me has dado muchas cuentas nuevas, es que no tengo zona suficiente, el departamento de compras, la competencia, no nos motivan, podría seguir bastante tiempo escribiendo quejas.

Viven en una queja continua y ceden su responsabilidad a un tercero. De esta manera, la productividad no avanza. Solo «responsabilizándo-me»  se es capaz de generar movimiento.

La queja es una demanda mal realizada. Cuando nos quejamos, estamos demandando algo pero no lo hacemos de la manera precisa y a la persona correcta. La queja va acompañada de falta de responsabilidad. En lugar de la queja, existe el reclamo. Mientras que la queja nos paraliza y lanzamos discursos negativos acompañados de falta de acción, el reclamo dirige la acción ante la persona correcta y buscamos una solución hacia aquello que consideramos injusto.

Desde la proactividad responsable saldremos de la epidemia de queja que nos rodea.

Swami Parthasarathy, comentaba también:

 “… busca el problema en ti mismo –corrige tu actitud– y deja de echar la culpa a los demás. En ti está todo problema y toda solución”.

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